En lo corrido de este 2023, el panorama en la economía del carbón en el país no ha sido el mejor. Lo anterior se debe a que la demanda cayó tanto para carbones tanto térmicos como metalúrgicos en el primer trimestre, según dijo el presidente de Fenalcarbón, Carlos Cante. En cuanto al coque, dijo que el país cerró el 2022 con el 70 % de los hornos de coquización apagados, pero han comenzado a operar nuevamente, con la expectativa de que mejore la demanda en los próximos meses.
Carlos Cante, además indicó que este comportamiento se presenta después de un 2022 con cifras récord en exportaciones de carbones térmicos y metalúrgicos. Colombia exportó 4,4 millones de toneladas de coque.
En este sentido demanda a nivel internacional se debe a que la mayoría de los países se abastecieron el año pasado ante el temor por el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania. Además, el invierno en Europa no fue tan crudo como se esperaba lo que moderó el consumo. A esto se suma la ralentización de la economía.
Por otro lado, en un análisis de Asobancaria señala que los precios del carbón, presentaron tendencias alcistas en 2022 alcanzando crecimientos hasta del 141% frente a 2021. Esto debido a la guerra en Ucrania y al aumento de la demanda en China.
Para 2023, se espera que la caída de los precios continúe ante la menor incidencia de los factores que impulsaron los precios récord de 2022. Así, se pronostica que el precio promedio en 2023 será de USD 168,2 por tonelada.
Carlos Cante aseguró que en la medida que disminuyan los precios a nivel internacional también bajan los internos, por lo que se espera que el margen de la industria coquizadora mejore y aumenten las exportaciones.
El informe de Asobancaria también indica que la producción local de carbón en 2022 llegó a unos 54,5 millones de toneladas y señala que pese a los altos precios, se vio afectada por protestas de las comunidades y trabajadores en las minas de Cerrejón, además, de las fuertes lluvias.
Para este año se proyecta que la producción sería de unos 55,1 millones de toneladas, cifra significativamente inferior al promedio de la última década.
Además, no se contempla en el corto plazo una sustitución de la oferta generada por las operaciones de Prodeco y Colombian Natural Resources (CNR), que en su momento alcanzaron los 20 millones de toneladas.
“Asimismo, la oposición en algunas comunidades a la explotación minera y la incertidumbre sobre los lineamientos de la política de transición energética, seguirán suponiendo riesgos para el desempeño de este subsector”, detalla el gremio en su análisis.