El escaneo de iris en ciudades de Colombia: Entre el dinero rápido y el riesgo invisible

Compartir

Por: Jorge Rivero Mendoza- Hace algunos meses, en Sincelejo, capital del departamento de Sucre, así como en otras ciudades del Caribe y el interior de Colombia, ha comenzado a circular una práctica tan llamativa como preocupante: el escaneo del iris a cambio de dinero en efectivo. Personas que portan gafas oscuras, tablets y dispositivos especiales ofrecen entre 60 mil y 120 mil pesos por permitirles capturar el patrón del iris de un ciudadano, generalmente sin explicar con claridad el uso de esos datos ni ofrecer garantías sobre su protección.

La situación ha generado incertidumbre entre la ciudadanía. Muchos se preguntan para qué sirve realmente ese escaneo, por qué se está realizando en condiciones clandestinas, y qué se está haciendo con la información recabada. La respuesta nos introduce en el complejo y opaco mundo de la biometría digital.

¿Qué es y para qué sirve el escaneo del iris?

El iris, al igual que las huellas dactilares o el reconocimiento facial, es un rasgo biométrico único de cada ser humano. Su escaneo permite identificar a una persona de manera infalible. Empresas tecnológicas internacionales han comenzado a desarrollar sistemas que, mediante el escaneo del iris, crean un “pasaporte biométrico” digital. Este documento serviría en el futuro para verificar la identidad de una persona en aplicaciones financieras, redes sociales, servicios de salud, trámites legales y más.

En esencia, se trata de construir una identidad digital inalterable.

¿Quiénes están detrás?

En algunos casos, se ha identificado que detrás de estas campañas de escaneo de iris están empresas como Worldcoin, un controvertido proyecto fundado por uno de los creadores de OpenAI, que ha generado polémicas similares en África, Europa y América Latina. Aunque Worldcoin promete crear un sistema financiero global basado en identidades digitales seguras, muchos gobiernos y expertos han encendido las alarmas por la falta de regulación, transparencia y garantías para los usuarios.

En Colombia, no está claro si estas prácticas tienen permisos legales o si los operadores cuentan con autorización del Estado. Lo que sí es evidente es el carácter improvisado y poco ético con el que se está ejecutando esta recolección de datos, muchas veces en barrios vulnerables, aprovechando la necesidad económica de la población.

¿Qué riesgos conlleva?

El más grave es la pérdida de control sobre los datos biométricos. A diferencia de una contraseña o un número PIN, si alguien obtiene acceso a tu escaneo de iris, no hay forma de “cambiarlo”. Estos datos pueden ser vendidos, pirateados o mal utilizados sin que el afectado pueda hacer algo al respecto. Además, pueden ser usados para suplantación de identidad, vigilancia masiva o discriminación en sistemas automatizados.

Según analistas en seguridad digital, entregar el escaneo del iris sin conocer quién lo almacena, cómo se usa, y si existe posibilidad de eliminarlo, es uno de los actos más peligrosos en términos de privacidad.

¿Por qué lo hacen de forma clandestina?

El hecho de que se realicen escaneos en parques, esquinas o casas particulares, sin identificación oficial ni presencia institucional, demuestra que hay intenciones oscuras o al menos poco claras detrás de la práctica. Si el proyecto fuera totalmente legal, tendría acompañamiento estatal, puntos fijos, consentimiento informado y claridad sobre sus fines.

La clandestinidad genera desconfianza, y con razón.

¿Qué puede hacer la ciudadanía?

La recomendación más sensata es no participar en estos escaneos hasta que exista una regulación clara por parte del Gobierno colombiano. Además, es importante exigir a las autoridades una investigación sobre estas prácticas, su origen y su legalidad. La Defensoría del Pueblo y la Superintendencia de Industria y Comercio deberían pronunciarse sobre los alcances de esta recolección masiva de datos biométricos.

Los datos personales, y más aún los biométricos, no deben ser moneda de cambio para quienes ven en la necesidad ajena una oportunidad de lucro.

Hoy, la tecnología avanza con pasos agigantados, pero eso no debe dejarnos ciegos ante los peligros que también trae consigo. El iris es único, y por lo tanto, su valor es inmenso. No lo vendas al mejor postor.


Compartir