Por: Maye Rodríguez
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) confirmó que el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia en 2024 alcanzó los $1.706 billones. Bogotá continúa siendo el epicentro económico del país, con un aporte de $430 billones, seguida por Antioquia con $253 billones. En contraste, el Cesar registró un PIB de $31,09 billones, equivalente al 1,8 % del total nacional.
A pesar de su histórica vocación minera, el Cesar no figura entre los grandes jugadores de la economía colombiana. Su participación, aunque significativa dentro de la Región Caribe (12,1 %), no se traduce en crecimiento. De hecho, fue uno de los departamentos con peor desempeño en 2024: su economía se contrajo un 4,4 %, la tercera mayor caída del país, solo por detrás de La Guajira y San Andrés.
El desplome en la producción minera es la principal causa de esta contracción. En 2024, la explotación de minas y canteras –centrada principalmente en el carbón– generó $3,73 billones, pero sufrió una caída del 12,2 %. Esta es la peor variación registrada desde la pandemia, cuando el comercio global se vio paralizado.
La reducción de la inversión extranjera directa, que cayó un 62 % en el sector entre enero y septiembre de 2024, sumada a la incertidumbre regulatoria –como la entrada en vigor del Decreto 044– y la baja demanda internacional, explican en gran parte esta crisis minera.
Otro golpe a la economía cesarense vino del sector de la construcción. Aunque aportó $779 mil millones al PIB local, completó su segundo año de contracción. A nivel nacional, el inicio de obras de vivienda cayó un 52,7 %, impactando directamente a departamentos como el Cesar, donde la inversión en vivienda de interés social ha disminuido por los recortes en subsidios y el alza de insumos. La industria manufacturera tampoco logró repuntar, con una caída del 3,7 % y una contribución modesta de $601 mil millones. En contraste, sectores como el agropecuario (5,1 % de crecimiento y $1,47 billones aportados) y el comercio (1,5 % de crecimiento con $2,22 billones) ofrecieron algo de oxígeno a la economía local.
El sector público también jugó un rol importante. La administración pública –que incluye educación y salud– aportó $3,26 billones y mostró estabilidad, evitando una recesión más profunda.
Más allá del volumen total del PIB, el Producto Interno Bruto por habitante revela otra dimensión del rezago económico. Mientras el promedio nacional se ubicó en $32,4 millones en 2024, en el Cesar apenas alcanzó los $22,3 millones, uno de los más bajos del país. Departamentos como Casanare ($49,6 millones) o Santander ($46,1 millones) duplican prácticamente este indicador.
En el contexto regional, la Región Caribe sumó un PIB de $258 billones, representando el 15,1 % de la economía nacional. Atlántico lideró con el 29,8 %, seguido por Bolívar (23,7 %), y luego Cesar (12,1 %). Córdoba (12,0 %) y Magdalena (9,3 %) completan los primeros lugares, mientras que San Andrés aportó apenas el 1 %. Sin embargo, no todos los departamentos caribeños enfrentan la misma realidad. Mientras Córdoba y Magdalena registraron crecimientos positivos, el Cesar experimentó una de sus peores caídas en años.
Un modelo económico en revisión
La crisis actual plantea interrogantes sobre la dependencia histórica del Cesar en el carbón como eje central de su economía. Con un mercado internacional cada vez más volátil y una política nacional que apunta hacia la transición energética, el departamento enfrenta el reto de diversificar su economía, fortalecer sectores con potencial como el agro, el comercio y el turismo cultural, y revisar su modelo de desarrollo productivo.
Aunque algunas actividades como la agricultura, el comercio minorista y el sector cultural han mostrado señales de crecimiento sostenido, el peso específico de estos sectores aún es limitado frente a la minería y la construcción. El 2024 cierra para el Cesar con un llamado urgente a la transformación económica. La región necesita nuevas apuestas estratégicas para evitar el estancamiento y recuperar el terreno perdido.