Colombia definió por fin su nuevo Presidente de la República. El regreso al poder del uribismo representado por Iván Duque, se impuso por encima del candidato alternativo Gustavo Petro.
Con la victoria de Duque, se ha impuesto una idea central sobre un gran número de votantes del país que aprovecharon para remembrar la polémica frase del cantante Vallenato ‘Poncho’ Zuleta.
No ha sido secreto durante esta carrera electoral que los cantantes de vallenato, en especial Zuleta, se han mostrado como acérrimos uribistas, lo que ha aunado al estigma existente en el ideal creado por el expresidente Uribe sobre los vínculos con el paramilitarismo.
Es por este motivo que con la votación obtenida por Duque, en la que alcanzó más de 10 millones de votos, ah resurgido la frase pronunciada por el ‘pulmón de oro’ en una de sus más controversiales grabaciones:
“¡No joda viva la tierra paramilitar! ¡Tierra de los paracos!”, serían las palabras que más han hecho eco entre los opositores del uribismo y los sectores que no querían el regreso de Álvaro Uribe al poder.
No obstante, y a pesar de este estigma, el candidato uribista logró imponerse con una diferencia alrededor de los 2 millones de votos, lo que permitirá al aspirante del Centro Democrático dirigirse a la Casa de Nariño con ideas encaminadas a modificar los acuerdos de paz firmados con las Farc y la falacia de evitar que nos convirtamos en Venezuela.
Duque y Uribe lograron crear una imagen sobre su opositor como el promotor del “castrochavismo”, un término difundido por el uribismo para desacreditar a Petro por su tendencia de izquierda, aún cuando este presentaba un programa y propuestas para gobernar que nada tenían que ver con la izquierda, ni con asemejarnos a Venezuela.
La victoria del uribista deja un panorama preocupante entre los sectores defensores de la paz, quienes temen ante las reiteradas afirmaciones de Duque y su equipo sobre “hacer trizas” los acuerdos, lo cual deja entrever un panorama de regreso a la guerra en Colombia.
La justicia resulta ser otro sector con incertidumbre, pues la propuesta de Álvaro Uribe en 2017 y reiterada por Iván ahora durante su candidatura de unificar las altas cortes, tiene con tensión a todo el país ante el nefasto significado que esto atraería, el cual aportaría para la desaparición de figuras como la tutela y otras garantías constitucionales.
La mayor satisfacción con la victoria de Duque recae sobre Álvaro Uribe Vélez, quien después de haber sido traicionado por Juan Manuel Santos y haberse quedado sin mando en el gobierno nacional, regresará nuevamente a probablemente (según se creen en múltiples sectores del país) imponer su visión del país.
Si algo queda claro con estas elecciones, es que Uribe tiene una fuerza política incontenible que se ha dejado ver nuevamente con su actual presidente, a quien han calificado en numerosas ocasiones como un “títere” que trabajará bajo la voz de mando del expresidente.
Ahora por primera vez un presidente sin historial administrativo, sin experiencia en el gobierno y al que nadie conocía hasta hace poco tiempo, estará sentado en la Casa de Nariño esperando lograr un gobierno austero y sereno en el que prevalezcan las ideas del uribismo.
Agregado a las cualidades de Iván Duque, se suman las costumbres y el entorno generado por el Centro Democrático, quienes han sido defensores acérrimos de Álvaro Uribe en todos sus aspectos políticos, inclusive en los negativos, dejándose entrever con la figuras que han apoyado la campaña a pesar de las fuertes polémicas que generan.
El primer reto del nuevo presidente será demostrarle al país que es una figura independiente que gobernará con impulso propio, y podrá satisfacer las extremas necesidades con las que recibe al país, aguantando una oposición que está mucho más fortalecida que nunca. Voces