Se trata de un extranjero, quien quiso cumplir una fantasía sexual con la ayuda de su mujer.
El insólito caso se registró en la mañana de ayer en la unidad de urgencias del Hospital Universitario Julio Méndez Barreneche de la capital del Magdalena.
El hombre, quien habla inglés, de aproximadamente 50 años de edad, llegó con la cara roja como un tomate y unas lágrimas de cocodrilo. «Tenía los ojos saltones como un sapo», dijo una enfermera conmocionada por el suceso.
Según su propio relato, la esposa le había introducido una botella vacía de cerveza de la marca Corona en el ano, para cumplir su deseo sexual, pero el recto se le inflamó y por eso no le pudo sacar después la botella de vidrio.
Los médicos en el diagnóstico inicial confirmaron que, efectivamente, la inflamación le causaba dolor y por ello era imposible extraerle la botella de ese lugar de forma normal, por lo que decidieron hacerle una intervención quirúrgica.
Inicialmente, a las 2:00 de la madrugada, el paciente había llegado a la urgencia del Hospital para que lo atendieran, pero una vez allí tuvo que esperar un buen rato de pie, ya que no se podía sentar, además porque le dio pena decir lo que le había pasado y se regresó a su casa.
No obstante, volvió a las 7:00 am y contó enseguida que tenía una botella de cerveza en el ano, «específicamente una botella de cerveza Corona», manifestó la enfermera consultada y quien no paraba de dejar de reír mientras contaba el raro caso médico.
Al extranjero violado por una botella lo expusieron a los Rayos X y las imágenes corroboraron su confesión: revelaron que la ubicación de la botella de vidrio estaba entre el recto y el sismoide.
«La operación quirúrgica duró menos de 30 minutos, mientras relajaron el músculo en forma de anillo que abre y cierra la abertura del ano y con unas pinzas extrajeron el cuerpo extraño. La cirugía fue de alto riesgo, pues los galenos temían hacer un vacío con la botella y que se estallara dentro del recto», concluyó la fuente médica.
Al final, el paciente salió un poco más relajado y feliz, aunque fue dado de alta con medicación para el dolor. Por: Álvaro Cotes C.