LA GRAVE CRISIS DEMOCRÁTICA QUE ATRAVIESA COLOMBIA Por: Sergio Saavedra. Redacción Pares

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El director de la Fundación Paz & Reconciliación – PARES, León Valencia, le envía un mensaje al presidente Iván Duque en el que le expresa la preocupación del pueblo colombiano sobre las difíciles condiciones de falta de derechos humanos que afronta Colombia.

Además, el analista reflexiona en torno a que Duque está gobernado un país distinto, con una sociedad civil y una oposición que está vigilante para exigir garantías que configuren una verdadera democracia garante.

Déficit de gobernabilidad histórico

Para León Valencia, es un despropósito que el gobierno esté recurriendo a las prácticas y discursos uribistas, no solo por los riegos democráticos que estos representan; sino también porque se le está dificultando mucho al gobierno mantener una buena relación con los y las colombianas.

Asimismo, eso le ha generado unos costos políticos importantes que no le ha permitido tener mayorías en el Congreso. En suma, la Colombia de Duque atraviesa un déficit de gobernabilidad histórico, a escasos 9 meses de su posesión.

Muestra de ello ha sido la derrota aplastante en la Cámara de Representantes sobre las seis objeciones que presentó Duque a la Jurisdicción Especial para la Paz; el saldo fue 110 votos a favor de hundir las objeciones y 44 en contra.

Es decir, las banderas en contra del Acuerdo de Paz de las toldas uribistas le están resultando “un tiro al pie” que incluso le ha significado, nuevamente, un descenso estrepitoso en las encuestas. En este momento, Duque se ubica con 30 % de aprobación y 61 % de desaprobación.

“Formar un enemigo a la medida”

Por más intentos del gobierno nacional de mantener aguas calmas, Duque está fracasando, aún más cuando sus intentos por formar un enemigo a la medida, recurriendo afanosamente a las FARC, al ELN, a la Minga, a Venzuela o a la JEP; no resultan.

Este es el capítulo de angustia de Duque y del uribismo, que, en el proceso de formar un enemigo, le está ocurriendo lo que pasó con el Golem; esa antigua leyenda del rabino Loew de Praga, que sirve de ejemplo para describir que el enemigo que quiere formar con arcilla se está saliendo rápida, fácil y catastróficamente de control.

La creación del enemigo de Duque resulta ser una idea anacrónica, recurrir al discurso que le dice Álvaro Uribe, le está resulta terriblemente mal.

El Gólem en palabras de Jorge Luis Borges, “gradualmente se vio (…) aprisionado en esta red sonora de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora, Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros”, es decir, está resultando una avanzada descontextualizada que no se da cuenta que la sociedad civil no está dispuesta a retroceder en la historia, retroceder a la época oscura de violencia; no es una opción.

Para León Valencia, polarizar el país en viejas rencillas le está pasando factura a un gobierno que no sabe dónde escampar la crisis, pues la apuesta con Juan Guaidó está resultando algo efímero y en Estados Unidos ya se volvieron semanales las desobligantes palabras de Trump para con Duque.

Un erróneo manejo del gabinete ministerial

Otro de los casos que señala León Valencia y que sirven como una muestra para el urgente cambio de Duque con respecto a su lectura de la sociedad civil y la protesta social, tiene que ver con el erróneo manejo que durante 26 días tuvo Duque, su gabinete Ministerial, su Alto Comisionado para la Paz, el Fiscal General y las Fuerzas Armadas; con respecto a la Minga Indígena en el departamento del Cauca.

Así las cosas, la estrategia de desprestigio a varias bandas contra la Minga, que contó con las acusaciones de que estaba infiltrada por grupos armados o que el gobierno no negociaría con “vías de hecho” se fueron haciendo cada vez más insostenibles, al punto, que, como lo subraya Valencia; Duque tuvo que ceder a la Minga y negociar.

Las comunidades indígenas con su resistencia histórica le plantaron cara a Duque, el fantasma del terrorismo fue insuficiente.

Otro de los escenarios que mantiene en aprietos a Duque, según Valencia, tiene que ver con que el partido Cambio Radical y Partido Liberal, que se habían declarado partidos independientes y ahora, se han articulado en contra de las disposiciones del Gobierno Nacional, sobre todo en lo que tiene que ver con el ataque frontal a la Jurisdicción Especial para la Paz.

En este momento, con esa suma de voces en el legislativo, la oposición está en su momento más próspero y se proyecta como la nueva fuerza que tiene contra las cuerdas a un fatigado uribismo que no encuentra fórmulas para reinventarse.

 

 

 


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